Estos días he recibido múltiples correos de personeros del colegio médico, unos en los que se formulan preguntas que insinúan pero no denuncian, otros que denuncian pero no se firman, los de mas allá sugieren pero no concretan, otros responden con querellas pero no dan respuestas transparentes. Algo pasa pero nadie lo expresa directamente. Pareciera que es necesario cuidarse o protegerse y hablar con un lenguaje elíptico ¿Qué pasa en el Colegio Médico?
Conocí el Colegio Médico de los ochenta, desde entonces mucho ha cambiado en Chile y en la profesión médica. Tal vez una mirada desde el impacto de los cambios aporte elementos para entender que pasa en el Colegio Médico de hoy.
Dirigí en esos años el Departamento de Trabajo Médico. Entonces, estudiando la profesión médica y el ejercicio profesional, dijimos alguna vez, caricaturizando, que los intereses que movían a los médicos eran de tres tipos: Altruistas, narcisistas y pragmáticos. Dicho más claramente: Beneficio del paciente, reconocimiento de los pares, ingreso económico.
Esas tres motivaciones se combinan en las más diferentes proporciones y se priorizan de manera distinta en cada caso. De esa combinación, de la manera como se establecen las prioridades es que surge la conducta que observamos en cada médico en particular.
El escenario en que se ejerce la profesión condiciona también el comportamiento. En un escenario de Servicio Público, con una estratificación económica más bien escasa, los elementos del prestigio y el reconocimiento suelen ser el comportamiento ético y la experticia profesional. Cuando se desarrolla el mercado de la salud privada el escenario cambia, aparece una marcada estratificación económica en la profesión. Los elementos de prestigio y reconocimiento se transforman a su vez, acentuándose los aspectos derivados del pragmatismo. Recuerdo la clasificación de especialidades que hicieran, también caricaturizando, los Generales de Zona de comienzo de los noventa: “Las top ten, las peor es nada y las nada que ver”. Al observar y comparar con una clasificación equivalente de los sesenta o setenta en cambio producido resultaba evidente.
Estas transformaciones trajeron también cambios en las motivaciones para ser dirigente del Colegio Médico.
En el viejo Colegio, cuando la vocación de servicio era el elemento dominante, es más, el ejercicio de dirigente imponía costos y aún riesgos personales no menores era natural que los cargos fueran servidos “ad honorem” por dirigentes que llegaban al Colegio con su trayectoria y prestigio profesional ya conquistado.
El debate en torno a remunerar o no a los dirigentes marcó un punto de inflexión. En su momento hicimos ver los peligros de repetir las malas experiencias de otras organizaciones en donde como resultado de asalariar dirigentes hicieron su aparición los burócratas profesionales y la tendencia a enquistarse para no perder la parcela de poder.
Cuando los aspectos pragmáticos comenzaron a dominar aparecieron nuevas motivaciones: para unos éste es un peldaño en el inicio de una carrera política, para otros El Colegio pasa a ser un área de negocios con una interesante clientela cautiva del Fondo de Solidaridad, FALMED o el Club de Campo, para otros, más modestos, un medio de vida tranquilo sin las exigencias del ejercicio profesional.
Sin embargo, aún en medio del mayor pragmatismo las viejas tradiciones siguen vivas, la inmensa mayoría de los dirigentes intermedios siguen siendo “ad honorem” La Vicepresidente del Regional Santiago, la Dra. Paiva dio testimonio de su convicción dejando sin cobrar varios millones al término de su período. Su ejemplo fue acallado, probablemente resultó peligroso para el nuevo escenario, pero lo conocemos.
Finalmente a eso se suma el cambio de estructura. Cuando en el curso de los noventa se discutían las bases de una Reforma de Estatutos se planteaba, aumentar: la representatividad y la democracia, pero además, garantizar el control social sin el cual las directivas tienden a autonomizarse. Lamentablemente pareciera que nuestros temores se hubieran confirmado.
El Debate del Colegio Médico ha perdido transparencia y profundidad. La inmensa mayoría de los Colegiados está ausente. Los jóvenes no perciben por que estar en el Colegio. Las cuotas constituyen una carga pesada cuando no se evidencia lo que se recibe en cambio. Si a eso se suman un manejo financiero encriptado estamos en mal camino.
No creo que sea la hora de las querellas. Este no es un debate para los tribunales de Justicia. Tampoco para los Tribunales de Etica. Esta es la hora de un debate claro, diáfano, ciudadano, donde cada dirigente sienta que se debe a sus electores y de cuenta responsablemente de sus dichos y sus hechos. Entonces estaremos en camino de reencontrarnos con nuestras mejores tradiciones. Dr. Jorge Villegas Canquil
RCM 8223-6
Mayo 23 de 2008
1 comentario:
Dr. Villegas,interpreta plenamente mi sentir.
Participé del Colegio Medico ,cuando recién me titule,nunca me sentí representado,jamás en esos tiempos se consideró la APS.
Estoy colegiado y veo con preocupación lo que ocurre en el gremio.
Hace unos días leía en la Segunda(fuente poco confiable) que el actual Presidente del gremio había colgado el fonendo hace 8 años y que recibía 8 millones por aguna d las instancias mencionada por usted
¿Es eso cierto?,no o se,mas si lo fuera es que estamos en el camino del no retorno....
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