Queridos compañeros
Ayer ha sido un día de emociones,
de esos que en la vida de un hombre van marcando hitos. De esos que te muestran
si de verdad eres quien crees que eres. Si de verdad has conseguido dar
testimonio de tus convicciones. Si conseguiste hacer lo que dijiste que harías.
La mayor gratificación para un
hombre, un ciudadano, un médico, es el reconocimiento de sus pares. De aquellos
con quienes caminado codo a codo compartimos
la tarea. Llegué sin conocerlos, hoy todos, cada uno de ustedes son mis
pares. Eslabones de la misma cadena, contribuimos por igual en la misma tarea.
Sí uno sólo falla, fallamos. Si uno se fortalece nos fortalecemos.
Gracias por eso. Me regalaron un
día emoción, recuerdos, balance, cariño y reconocimiento. Gracias porque eso
renueva el compromiso, da nuevas fuerzas, genera nuevos impulsos, reabre el
mundo.
Llegué a aquí por la iniciativa
de Sandra Whittle, hecha voz por Iside Bravo convocado por las autoridades de
la época encabezadas por Antonio Infante.
El Servicio que fundó don Mario
Garcés en 1969, y que constituyó un avance sustantivo en el tratamiento de
quemados en el país, había venido decayendo. Los resultados se estancaban, la
Universidades, inclusos aquellas que programaban sus rotaciones por el HUAP,
retiraban sus becados, muchos pacientes fallecían, el burn out acechaba de
manera cotidiana. Se había perdido prestigio y reconocimiento.
Acepté venir tanto porque me
pareció un deber como porque tenía experiencia en situaciones similares, aunque
en escala menor en el ámbito de la salud. También porque enfrentar la
desesperanza y adversidad ha sido el sino de mi generación.
Vengo de un mundo donde aprendí
de niño que no existen tareas demasiado grandes, "lo que es falta es
gente" decían mis abuelos y, los abuelos de sus abuelos, inventaron la
"minga". Mi generación, la construcción de redes, el desarrollo de
ciudadanía, el empoderamiento de las personas.
Hace mucho, cuando éramos jóvenes
dirigentes, dijimos que queríamos “poner los beneficios del progreso al alcance
de la mayoría”. Esta era una oportunidad de hacerlo
.
Hacerlo con los recursos que se
dispone, aguzando la creatividad, otra oportunidad para mostrar que es posible optimizar el uso de
recursos que siempre serán limitados.
Se dijo. No se va a poder. La
experiencia del manejo de empresas muestra que no bastan las calificaciones. Que
el mejor gerente puede fracasar en una empresa distinta sólo por
desconocimiento del "know how" local.
Eso es verdad. Por eso es que no
bastan las calificaciones tradicionales. Se requieren aquellas que aprendimos
construyendo redes que se fundan en objetivos compartidos, adhesión voluntaria,
confianza en el otro. La misma confianza que requiere un trapecista para saltar
al vacío confiado en que lo esperan las manos del compañero.
Esas redes se construyen sobre la
base del testimonio. Esas son redes de pares, de iguales. Son redes en que la
jerarquía y la autoridad nacen de la
autoría.
Por eso en la reunión de Enero
del 2005, casi 10 años atrás, tras formular mi diagnóstico, que como lo dijo
Carola, provocó, incluso golpeó, hice
explícitas las bases de mi estilo de Dirección y su objetivo "no
arrastrar, no empujar... Generar un movimiento".
Lograr los cambios sin detener la
atención, sin generar grandes conflictos, con los mismos recursos, con las
mismas personas, a partir de lo que ya
existe
Poner en el Centro de nuestra
actividad los intereses de nuestros pacientes. Aún como eje de la solución de
conflictos que necesariamente se presentan particularmente en las situaciones
de cambio.
Asumir que la verdad no existe,
que construimos aproximaciones que se van redefiniendo en el tiempo en función
de la experiencia sistematizada. Que nuestra mayor fuente de aprendizaje es el
análisis prospectivo de nuestra propia
experiencia ya que cada nueva experiencia enriquece y modifica el conocimiento anterior.
Por eso nuestras herramientas
serían la planificación estratégica y la evaluación prospectiva de indicadores
previamente definidos
Construir una partitura tal que
distintos ejecutantes, pudieran tocar y obtener los mismos resultados. Así
nos fortaleceríamos, podríamos
multiplicar nuestras capacidades, todos seríamos necesarios pero ninguno
insustituible. Eso es un equipo. Eso es un Servicio.
Ayer, al verlos, al escucharlos
sentí que lo hemos logrado. Todos hemos contribuido. Sin duda seré injusto al
no poder nombrarlos a todos. Pero allí está el aporte del Dr. Gonzalo Irusta
quién asumió los cambios con diligencia y
hoy se ha constituido en la reserva
de experiencia quirúrgica para los jóvenes cirujanos, de la Dra. Whittle
que buscó los cambios y desarrolló un
Intensivo en el que crecieron la Dra. Alonso, Masalleras, Cesar Pedreros, Enrique Veas y todo un equipo de intensivistas, hoy veteranos en el manejo de los problemas
emergentes que se presentan cuando aumenta la sobrevida de Grandes Quemados. Allí
está un sólido equipo de enfermería que logró desarrollar sus capacidades y
hacerse experto en el cuidado de uno de los más complejos pacientes clínico
quirúrgico, donde el aporte de Gabriela es reconocido. A eso su sumaron
nuestros Kinesiólogos que en poco tiempo ya pueden dictar cátedra. También
nuestro Psicólogo y la asistente social.
Y cual infantería sin la cual ninguna victoria
se consolida, nuestro técnicos y auxiliares que con escepticismo primero y con
decisión después, en la sala y en el quirófano, acompañaron los cambios y los
convirtieron en su patrimonio.
Si, al verlos y escucharlos los
veo como pares, los veo como equipo.
Me siento tranquilo para dejar la
Jefatura, Diez años son muchos años. Hay que evitar la Némesis del éxito. Abrir
espacio al desarrollo.
Pero no es sólo eso. Es que tenemos tareas
inconclusas que no se pueden abordar desde el Servicio.
Una de ellas. La más trascendente
a mi juicio es el desarrollo de la Red. Eso no lo hemos logrado hacer. Sin eso
corremos el riesgo de convertirnos en una cabeza sin cuerpo y de que salvemos
vidas pero no logremos reintegro psicosocial, esterilizando el esfuerzo del
Sistema y generando frustración a nuestros pacientes. Ellos requieren de una Red de apoyo que los acompañe
desde el intensivo a su lugar de vida.
Construirla esa Red requiere de creatividad, capacidad de
convocatoria, capacidad de organización, capacitación, soporte, tiempo de
dedicación. A eso quiero dedicar el tiempo que me queda. Por eso no me despido,
sólo quiero asumir otra dimensión de misma la tarea. Poner los Beneficio del progreso al
alcance de la mayoría. Optimizar el uso de nuestros recursos
.
Me siento tranquilo y feliz porque
ahora Uds. son el Servicio. Están llenos de potencialidades y saben cómo
desarrollarlas. Nuestros pacientes
pueden estar tranquilos al contar con todos Uds.
Con profundo cariño y
agradecimiento.
Dr.
Jorge Villegas.
Diciembre de 2014.