martes, 16 de enero de 2007

Cambios en la mortalidad de los Pacientes Quemados Graves

Para poder establecer comparaciones entre diferentes pacientes tradicionalmente se han establecido Grupos de Gravedad. Estos Grupos resultan de Integrar en un puntaje Extensión, Profundidad y Edad. Ver tabla a continuación:


En los dos últimos años hemos conseguido introducir cambios significativos en la mortalidad de los pacientes quemados graves

A continuación se muestran las tablas de mortalidad comparada.



En rojo se observa en porcentaje de mortalidad por grupo de gravedad histórico en el Servicio de Quemados del HUAP. Se ha usado como base de referencia los resultados promediados de cinco años (2000 al 2004 inclusive).

En amarillo aparecen los resultados de año 2005 en los que se aprecia el impacto de un conjunto de transformaciones en la Organización y en los Protocolos Terapéuticos. No se ha conseguido modificar todavía la Planta Física, el Equipamiento ni la Dotación.

Como se puede advertir la reducción más marcada se observa en los pacientes Críticos (QCR). De 75.4 a 35.5. Se trata de pacientes que si bien son críticos (Indice de gravedad entre 100 y 150), la extensión de quemadura no suele superar el 50%. Sus edades están por debajo de los 65 años, se encontraban previamente sanos al momento del accidente. Lo que les provee de una reserva vital mayor y permite, optimizando el tratamiento, obtener los resultados que se muestran.

Es distinta la situación en el Grupo de Sobrevida Excepcional ( QSE) La reducción es menor debido tanto a su mayor gravedad como a que en este grupo se encuentran aquellos pacientes que en incendios o en auto agresiones sufren quemaduras extensas, mayores del 90%, acompañadas de lesiones respiratorias y que además suelen presentar enfermedades anteriores o tener edades muy avanzadas. No obstante es necesario analizar los casos con el objeto de separar aquel subgrupo en el cual, a pesar de su extensión, es posible luchar por su recuperación.

En el Grupo de Graves (QGR) la reducción es menor ya que también su gravedad lo es. En general tienen compromiso en torno del 30%, sin compromiso respiratorio y en mejor estado de salud previo. Por lo mismo el impacto de los cambios no se refleja tanto en la mortalidad sino en otros indicadores como la calidad de los resultados estéticos funcionales.

El perfil de los pacientes quemados graves

En la condiciones de nuestros país es posible distinguir tres grupos de pacientes con características claramente diferentes. El grupo de Quemados niños, el de los quemados accidentados del trabajo y el de los quemados adultos que se atienden en el sistema público.

Los niños se queman en un 70% con líquidos calientes, las lesiones son de espesor parcial. Los padres, salvo condiciones excepcionales, constituyen la base de una sólida red de apoyo.

Los quemados accidentados del trabajo sufren lesiones relacionadas con el tipo de energía que se utiliza en el proceso productivo en el que participan. Un porcentaje sustantivo de ellos están cubiertos por seguros de accidentes del trabajo (ACHS, Mutual de Seguridad, IST ) se atienden en los Servicios de esas Instituciones, que disponen de una excelente infraestructura. En general tienen una muy buena cultura de prevención, están perfectamente sanos al momento de accidentarse. Superada la fase crítica disponen de una muy buena red de apoyo para su rehabilitación hasta conseguir un pleno reintegro laboral y social.

Los quemados adultos que se atienden en el sistema público conforman un grupo diferente en el que concurren factores que hacen particularmente complejo y difícil su tratamiento.

A nuestro servicio ingresan alrededor de 100 pacientes quemados graves al año, provenientes en: un 60% de la Región Metropolitana y un 40% derivados de las otras Regiones del país.

Estos pacientes tienen en promedio 43 años de edad, y una parte importante sobrepasa los 65 años. El porcentaje de superficie corporal comprometida gira en tono del 37%. Llama la atención que el 73% se quema por fuego, lo que explica la elevada presencia de injuria inhalatoria (tradicionalmente entendida como quemadura respiratoria).

Agrava la situación el compromiso de conciencia al momento del accidente, sea por senilidad, uso de psicofármacos, enfermedad psiquiátrica, alcohol o drogas, ya que, deteriora o elimina las capacidades para prevenir, anticipar el riesgo, protegerse del daño y conseguir ayuda. Encontramos un 40% con presencia de alcohol excesivo, un 54 % de tabaquismo, y un 19 % que presenta enfermedad psiquiátrica previa.

Mas preocupante resulta que en el 23% de los casos se trata de lesiones auto inferidas. Lo que en nuestro país se conoce como quemado a lo Bonzo. Este es, sin duda, un problema médico social grave que ha pasado inadvertido. Se le suele ver mas como un hecho anecdótico que, coyunturalmente, gana notoriedad en los medios pero que no es seguido por un esfuerzo sistemático de prevención y rehabilitación.

En realidad, en el sistema público, el tratamiento de los pacientes quemados se mantiene todavía en los niveles tradicionales, cuyo objetivo era salvar la vida y reponer la cubierta cutánea. La Red de atención aún no está preparada para abordar las tareas de asistencia en salud mental y de prevención, rehabilitación reinserción social y laboral. Todo lo que sabe es que estaría dentro de los planes incorporar al listado de las patologías con atención garantizada a los quemados graves en el curso del 2007 pero, limitado sólo al tratamiento de la fase aguda.